Dr. Sergio Aguilera Barbas, Director del Hospital San Luis de Buin – Paine
Yo elegí el camino que quería seguir, podría haber trabajado en el sector privado y ganar mucho dinero, pero siempre me gustó la Salud Pública. Eso lo aprendí en la Universidad, lugar donde me inculcaron que los médicos junto con tratar las enfermedades, también somos profesores y líderes, que nuestra labor implica ser preocupado y dar buen trato, como también que nuestra profesión es para la gente. Los beneficiarios del sector público de Salud no tienen a quién más recurrir, eso debiera ser razón suficiente para sensibilizarnos como médicos y profesionales.
Creo que los valores que traía desde mi núcleo familiar me ayudaron a que quisiera estudiar Medicina, esta bella profesión. Durante el tiempo que viví con mis padres siempre se nos inculcó el tema de la solidaridad y de que uno era parte de una sociedad donde existen los deberes. Una creencia que reforcé durante mis años de estudiante universitario, época en la que siempre se nos señaló ser parte de un grupo privilegiado que tenía la gran responsabilidad de responder a la población con los conocimientos que estaba adquiriendo.
Mis estudios los realicé en la Escuela de Medicina en la Universidad de Chile porque cumplía mayormente con mis expectativas y porque en esa época tenía mayor prestigio que la Universidad Católica, ya que contaba con más campos clínicos donde desarrollar las distintas especialidades.
Mirando hacia atrás, siento que fui muy afortunado, porque en esa época -además de tener profesores altamente calificados- la educación era gratuita y recibí gran apoyo para terminar mis estudios. De hecho, mientras estudiaba me casé profundamente enamorado tras un pololeo de seis años y tuvimos dos niños, situación que el departamento de Bienestar de la universidad me ayudó a enfrentar con una mensualidad que cubría parte de mis necesidades, cosa impensada para la época en que vivimos.
Los comienzos
No siempre quise ser pediatra, en mis comienzos la Obstetricia me llamaba mucho la atención y fue en el Hospital Félix Bulnes donde comencé a desarrollarme en esa área. Primero me contrataron como auxiliar técnico en la Maternidad, lugar donde realizaba turnos y tuve que hacer de todo. Muchas veces me tocó realizar las tareas de las matronas, porque por distintos motivos no había personal para hacerlo, entonces tenía que ser el matrón del ingreso, del pre parto y de parto. En esa época existía una modalidad en el área de Obstetricia que tenía el nombre de “plataforma mínima operante”, la que permitía que los internos pudiesen asumir algunos procedimientos obstétricos que requerían una alta práctica, como por ejemplo las cesáreas.
Como ya había realizado varias tareas en el Hospital Félix Bulnes, solicité a la universidad realizar mi internado en el mismo hospital y con esto me transformé en el primer estudiante en hacer el internado ahí. Lo vivido fue una maravillosa experiencia en la que aprendí mucho y realicé innumerables procedimientos, y como era el único interno, siempre estaba supervisado por los demás especialistas de la unidad.
La altísima tasa de natalidad que existía durante estos años (durante los años ’60 s) determinó que la autoridad sanitaria pusiera su enfoque en los controles de natalidad y fue genial, porque había una continuidad en el control de los niños y sus madres, conocíamos la historia clínica de todos los nacidos en el Hospital.
Todas estas primeras experiencias en el área de salud fueron muy enriquecedoras y de alguna manera me fueron moldeando como médico. La formación que yo recibí en la universidad tuvo una característica fundamental; me hizo sentir que como médico uno era una parte fundamental de la sociedad, nosotros debíamos dar respuesta a la población. Era una gran responsabilidad y por eso tratábamos de trabajar mucho con la gente, dentro de nuestra formación era una obligación ir a conversar con la comunidad y entregarles herramientas para el cuidado de la salud. Pero como esto de la salud no sólo tiene que ver con las enfermedades convencionales, también los ayudábamos a generar espacios de conversación con la autoridad para poder echar a andar proyectos vecinales como canchas de fútbol, parques, sedes, etc. La confianza entre la comunidad y los equipos de salud nos permitía tenerlos bajo observación en temas sanitarios.
Santiago no es Chile
Habiendo ganado una beca primaria que me permitía quedarme en Santiago, decidí irme como médico general de zona al Hospital de la Unión, específicamente al Servicio de Pediatría a cargo del programa infantil. El enfoque estaba puesto en los controles de niño sano, tener las vacunas al día y la entrega de alimentos.
Por tratarse de una zona rural, la gente llegaba al mediodía en las micros y a esa hora ya estaban dados todos los cupos de atención, lo que obligaba a que en muchas ocasiones los pacientes se quedaran durante toda la noche para esperar los cupos del otro día. Esas realidades no las encontrábamos en la capital, así que decidimos que la mitad de las horas eran para las personas que vivían más cerca y la otra mitad se guardaba para los que venían de zonas más alejadas.
Trabajé tres años en ese hermoso lugar, aprendí mucho y comprendí la importancia que tiene el trabajar con la gente. Fue tanto el tiempo que pasaba con la gente que me gané cierto respeto, incluso tenía un programa al mediodía en la Radio Concordia donde todos me escuchaban. A raíz del cariño que me tenía la gente me postularon como “regidor”[1], y salí elegido como primera mayoría. Nunca pensé que siendo médico podría cumplir funciones políticas, pero así fue. Este nuevo trabajo, que complementaba con mi labor en el Hospital, hizo que me llamaran de Santiago para ofrecerme una beca donde yo quisiera, pero si no aceptaba también sabía que no podría trabajar en ningún lugar más. Como era una época difícil en términos políticos – sociales, acepté.
Una importante decisión: Pediatría
A finales de los años 70 regresé a Santiago para realizar mi beca, pero ya no con las intenciones de especializarme en Obstetricia. Había sido tan maravilloso el trabajo con los niños en el sur del país que mi único interés era estudiar Pediatría, así que durante tres años me formé en esta especialidad en el Hospital San Juan de Dios.
Fue una época difícil, donde me tocó ver arder la Moneda desde el Hospital, y constantemente teníamos que defender nuestra institución de tomas por parte de grupos radicales que llegaban armados a atacarnos. Durante esa época también me tocó ser director del Consultorio Albert de la comuna de Cerro Navia, recinto desde el cual también sentí el rigor del régimen militar.
Posterior a eso volví al Hospital San Juan de Dios, recinto en el que me tocó trabajar con el Dr. Guido Girardi Briere, encargado del Programa de Enfermedades Respiratorias del Área Occidente, que tenía base en el Hospital Félix Bulnes. Él había sido profesor mío, pediatra de mi hija y un gran amigo.
Mi alejamiento y regreso a la Salud Pública
El año 83 falleció mi mujer producto de un accidente vascular, un hecho que marcó mi vida: me quedé solo con mis tres hijos y decidí no hacer más turnos. En ese momento yo tenía una consulta particular, la cual me permitía subsistir sin mayores problemas, pues mi experiencia en el sector privado me había permitido tener una buena clientela.
Un par de años antes (1981) yo había formado la Unidad de Enfermedades Respiratorias del Área Occidente, pero debido al fallecimiento de mi mujer y mi alejamiento de la Salud Pública, no pude continuar trabajando en ese bello proyecto. Pero en el año 92, casi 10 años después, el Dr. Girardi me llamó para hacerme cargo del programa de IRA y desarrollarlo en el área sur de la capital. Lo pensé un buen tiempo y acepté el desafío: esa fue mi vuelta a la Salud Pública.
En esa época el Dr. Mario Salcedo era Director del SSMS y el Dr. Osvaldo Salgado se desempeñaba como Subdirector Médico. Conversé con ambos respecto del programa y decidimos implementarlo. En esa época la mortalidad producto de enfermedades respiratorias era bastante importante, por lo que decidimos crear un grupo de médicos especializados en broncopulmonar que se hicieran cargo de las distintas comunas del Servicio de Salud. El rol que tenían era transmitir los objetivos del programa, para lo cual debían visitar los consultorios de cada comuna y conversar con los equipos médicos respecto al programa. A raíz de este último y de conocer la realidad de sector sur de Santiago me ofrecieron asumir como Director del Hospital Exequiel González Cortés y, nuevamente, acepté el desafío.
Durante 8 años ejercí ese cargo, uno de los desafíos más grandes que he asumido. El trabajo fue bastante intenso, nos tocó implementar la autogestión y trabajamos muy fuerte junto a “Lucho” Roldán y Cecilia Rojas, logrando convertirnos en uno de los once hospitales autogestionados por mérito.
En la Actualidad
Llegué al Hospital San Luis de Buin por varias razones, pero una de ellas fue que quería estar más cerca de mi hijo Joaquín, el cual por esa época vivía en Buin. Debido a esto arrendé un departamento y desde el año 2005 comenzamos a vivir juntos en esta bella comuna.
En mayo de ese mismo año tuve un infarto al miocardio que casi me cuesta la vida, me realizaron cuatro bypass y doy gracias de haber tomado la decisión de vivir con él, pues me acompañó durante todo el periodo de mi recuperación.
En mi regreso al Exequiel me costó mucho introducir algunos cambios que se requerían, quizás porque no supe bien cómo transmitir el mensaje. En este escenario, finalmente decidí que lo mejor era buscar nuevos rumbos y así apareció la posibilidad de ser Director del Hospital San Luis de Buin, establecimiento donde ya llevo más de 5 años trabajando con un equipo de gran experiencia y muy involucrado con la salud de las personas que día a día asisten al establecimiento.
Durante todo este periodo hemos puesto énfasis en la Urgencia del Hospital y mejorado nuestra infraestructura en varias áreas, como también nuestra forma de comunicar cómo hacemos las cosas. Es así como hoy las encuestas de trato nos indican que la comunidad tiene una buena percepción de nosotros y yo me siento gratamente satisfecho. En este hospital he encontrado un lugar cálido y acogedor donde continuar ejerciendo con tesón y compromiso mi vocación de servicio público.
[1] Equivalente a Concejal actualmente.